Miedos.
- mi inseguridad: muchas veces me da miedo ir a algún lugar como puede ser una fiesta, una reunión, nada que necesariamente implique mucha seriedad. Me da miedo porque no sé cómo reaccionar, como actuar, como desenvolverme frente a los demás. Me atemoriza en una palabra no cumplir con las expectativas de los demás. Evidentemente tampoco con las mías.
- Esa misma inseguridad se dispersa a todo lo que pueda catalogar como ´´me gusta´´. Sea un chico o sea una actividad, me da miedo lo que sería el proceso, el trayecto, el camino hacia ese objetivo, y mucho más el objetivo en sí. Todo eso me detiene, me desestabiliza, me quiebra. Me da miedo enfrentar ya sea el fracaso como el éxito, ambos para mí son armas de doble filo. Me da miedo sentirme muy bien conmigo misma como sentirme muy mal, me da miedo ser feliz como llegar a ser la persona más triste, y así sucesivamente…
- Soy una persona que tiene miedo de ella misma. De lo que ni yo sé soy o sería capaz de hacer. prefiero volar bajito, pero aún así eso tampoco me conforma, y ahí está la disyuntiva. A veces el perfil bajo es más una cuestión de comodidad que de inseguridad. Pareciera que ser seguro de uno mismo y no tener reparo en decir, reconocer y aceptar los propios méritos (de manera no soberbia) es más difícil y tormentoso que caminar con la cabeza gacha.
- Miedo a los hombres. No sé si al compromiso, nunca llegué a ese estadio. Pero puede ser. Le temo al sexo opuesto porque lo veo muy desinteresado (es una generalización que no tiene como intención ofender) muy desganado a todo lo que tenga que ver con entender al otro, quererlo, sostenerlo, confiar, tomarlo en serio. Veo al hombre más predispuesto que la mujer a dar por sentadas muchas cosas, a tomarse las cosas más a la ligera generando esto en mí motivo de angustia o tristeza. Pero quizás es un problema mío. Lo cierto es que les tengo una profunda desconfianza, me es imposible entender cómo y por qué piensan y actúan de tal o cual manera. Los veo frívolos e inmaduros aunque sé que pueden ser tiernos y profundos, yo enumero mis miedos, no digo que lo que esté acá escrito sea un hecho.
- Un miedo que viene acompañado de esto último tiene que ver con no ser correspondida, tantas veces ya ocurrido, pero por nadie, tengo miedo de quedarme sola, de no encontrar ese amor, y que sea estrictamente por culpa mía, por ser demasiado exigente, por no conformarme, por tener tanto miedo a estar con alguien sin saber la razón específica.
- Tengo miedo a todo lo que ponga a prueba mis conocimientos, mis aptitudes, mis habilidades o lo que yo creo que son mis habilidades. No exámenes académicos, a esos les tengo el nerviosismo común de no poder demostrar el estudio hecho. Me refiero a exámenes que pongan a prueba mis capacidades, que me expongan al otro, a su crítica y a su mirada, al ridículo e incluso por qué no al aplauso. No quiero ser el centro de atención en lo que no estoy segura que puedo hacer bien. La opinión del otro me aterra. Pero más que nada, la opinión que YO creo va a tener el otro de mí. Eso me separa de muchas cosas, me aleja de lo que sería un casting, me aleja de lo que sería promocionar mis clases, que me vengan a ver al teatro, o que lean lo que escribí. Soy muy selectiva en ese sentido, selecciono con quién voy a compartir la expresión de mi miedo.
- Tengo miedo a expresar mi opinión entre gente que no conozco. Tengo miedo de hacer oir mi voz (literal y metafóricamente). Tengo miedo de que piensen que soy una tonta o que soy muy inteligente. Tengo miedo de creerme algo que no soy, así como ´´venderme´´. No uso el ´´chamuyo´´ a menos que esté jodiendo. Puedo ser demasiado seria, no me permito hacer bromas, quedar expuesta cuando el otro me gusta, o me interesa. O al revés, actúo totalmente al revés, y termino alejando a la persona mostrándole algo que así no es.
- Tengo miedo a relacionarme con la gente en general. Miedo a hacer nuevas amistades, miedo a abrirme, a contar, a hablar, a que me conozcan, a conocer, a encariñarme, a sufrir, a que me lastimen, a que me desilusionen. Tengo miedo de vivir con la tristeza siempre presente, con el recuerdo nostálgico, de las amistades perdidas, de las situaciones ´´ideales´´, de los viajes únicos, de lo que hacía y ya no hago.
- Tengo miedo de no cumplir mis sueños. De quedarme en el camino, de no lograrlo, de no intentarlo o peor de no valorarlos justamente por el mismo miedo.
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5 comentarios:
Danilú!
No sé por qué ese apodo tan sonoro, pero será porque tengo el DON de apodar jaja
Me parece que tener en claro qué es lo que temés es importantísimo, pero a la vez impide que te arriesgues a hacer varias cosas. Al final cuánto más pensamos algunas cosas, más difíciles las tornamos nosotros mismos. La sencillez de todo reside en cómo nosotros lo queremos ver... no está mal mirar hacia arriba, pero cuando nos ofrecen una mano no la miremos con tanta desconfianza.
Muchas veces alcanzar lo que queremos es trabajo compartido. Al menos así lo entiendo yo.
lo bueno del miedo es que se supera padeciendolo. a la hora que llega la situacion a la que tanto le tememos mal o bien se termina.
y generalmente las cosas salen bien.
perono entiendo porque sos tan pesimista, porque ves la vida tan, no se, negra. Como que todo puede estar bien - es tan dificil tomarse las cosas con calma - estar tranquila y no ver todo como un desafio!?
no puede ser el miedo un placer - porque lo que leo, es suicida.
si bien la cviudad es gris, todo pasa.
dani q buenoo me gusta como escirbis asiq voy a disfurtar leyendo! jaja
besoo t quieroo,
maca
gracias por comentar y por los conesejos y ánimos! estoy bien eh! jaja, besotes, D.
(o Danilú que parece Marilú)
da! llega un poco tarde mi comentario
pero es que últimamente también estuve pensando un poco en el miedo, sobretodo en el miedo al fracaso y en el miedo a relacionarse con la gente y con el sexo opuesto.
Creo que el miedo nos paraliza un montón de veces a la hora de tomar decisiones, a la hora de jugarsela por algo o por alguien, a la hora de decir o expresar los sentimientos, a la hora de abrirse con alguien.
A veces el miedo surge de la expectativas que uno pone en lo que espera.
Estoy llegando a la conclusión que no existe el triunfo de las expectativas, porque aunque a veces se cumplan algunas, siempre hay algo que te sorprende, para bien o para mal. Pero está bueno que te sorprendan las cosas, incluso cuando la sorpresa implica decepcción, porque son esas experiencias imprevistas las que más nos dejan pensando y nos muestran nuevas opciones.
En fin, ya se lo dije a Ana, ahora te lo digo a vos, y hasta puedo afirmar que ya me convencí a mi misma, no hay que tener miedo, hay que dejar que las cosas se den y reflexionar sobre las consecuencias.Y por sobretdoo hay que jugarsela.
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