jueves, 13 de noviembre de 2008

Cohesión

Me olvido de lo que busco cuando ya no sé qué busco.
Pero me acuerdo que no lo encuentro, cuando no lo encuentro.
Sé que es difícil cuando me resulta difícil
Y me convencen de que es fácil, para los que les fue fácil.
A veces pienso que tengo que cambiar, esa forma particular de pensar
Para poder descansar. Para relajar. Para disfrutar.
Conflicto ridículo. Así lo defino. Patética. Así me siento.
Cuándo? Cómo? Por qué? Qué hubiera pasado si…
Antes, ahora ya…, no, bueno sí, está bien, voy a ver.
Y así puedo pensar, y pensar y pensar. Y no hacer, no hacer, no hacer.
Qué entonces? Claro. Puede ser. De ninguna manera. No ves?
Se caen los ojos, como reflejo del alma. Pero no es reflejo de acción
Es tan sólo una imaginación. Es creer y creer pero no es intentar.
Es intentar desde el vacío, desde donde no me puedo tirar. Pero
Creíblemente caigo igual.
Corro hacia el otro lado, lo gracioso es que mi objetivo, es lo contrario.
Soy hábil para escapar, y sin embargo yo siento que siempre, estoy en el mismo lugar.
Demasiado buena para creer y tan mala para desconfiar.
Tan instalada en el miedo, en lo imprevisible de los encuentros, en lo
Triste de los desencuentros. Son palabras que se esconden debajo de mi lengua
No las digo, las pienso, con suerte las escribo, y quizás, las muestro.
Son contextos fabricados, son verbos analizados, son tiempos siempre futuros
Que se quedan en el pasado. Es un período hipotético irreal, pero que no se
Pronuncia como tal, pobre, aspira a la realidad.
Es un ´´si…´´ que queda solito, tantas cosas en esos puntos suspensivos
Podrían venir. Y no. Es que siempre el punto lo pongo yo.
Las comas me cansaron. No dicen nada, agregan, agregan, y agregan
Pero para qué sirve? Sí, sí, para mí. Para mí para qué? Mejor dicho:
Para mí y para quién? (Quizás la revista tenga la respuesta.)
Las aclaraciones pasaron de moda. Nadie usa los paréntesis. Qué importan,
Lo que decís lo decís. Y si se entiende se entiende. Y sino… leeme.
Bueno, sí, eso es lo complicado. Leer. A veces uno se traba, yo leo
De corrido pero bueh, alguna s se me escapa.
Es peor escribir. Sobre todo cuando no sabes qué. Ni por qué. Ni para quién.
De nuevo lo mismo. Para qué cambié de párrafo si seguimos con lo mismo.
Eso sí. No hay signos de interrogación. Irónico. Todo lo que tengo en mí
Son preguntas. Y respuestas también, las que invento yo, a pulmón.
Las que mi voz superior confirma o deja de lado, a veces me reta, me
Ofrece otra visión, que quizás mejore la mía, porque vio, a veces los
Anteojos hay que cambiarlos. Si mirás todo desde el mismo lugar
Te aseguro que te mareás. Y te aburrís porque las cosas tienen ángulos
Y planos que desde el mismo lugar no notás. Me pasó con la puerta de casa.
Siempre cerrada siempre cerrada. Lo gracioso es que no soy yo la que pone la llave.
Y de todos modos, saber que está, me da seguridad de la inseguridad que hay.