domingo, 28 de septiembre de 2008

Cuando vuelve lo olvidado

A veces no sé cómo administrar el tiempo. Pero no el tiempo de estudio, el tiempo de ocio, o el tiempo de trabajo. Sino el tiempo que ya pasó. Cómo hago para no volver la mirada hacia él con un dejo de melancolía? Cómo hago para dejar de creer que ´´todo tiempo pasado fue mejor´´ cuando sé que no es así?.
Es la lucha que tengo cada vez que me reencuentro con lo que fui, con lo que dejé, o con lo que volvería a hacer. Algo así como una ´´búsqueda del tiempo perdido´´. Es que definitivamente hay tiempo que perdí, que dejé atrás, que no aproveché, que podría haber hecho tantas cosas… y sin embargo me apabullé. Elegí lo más fácil, lo que me salía, lo que no me costaba tanto trabajo pensar, lo que un día me reprocharía pero que mientras no fuera ése día, no importaba, me servía.
Hoy me doy cuenta de que la ingenuidad se clavaba en mis entrañas, que se instalaba por tiempo indefinido y que las lágrimas se debían a eso, las desilusiones se debían a eso. Y hoy, a qué se deben?.
La música que recuerdo es aquella que pudiera calmar mis angustias que por ese momento corrían descontroladas por el interior de mi cuerpo, se reflejaban en sollozos insistentes y en páginas repletas de palabras que no me llevaban a nada. Sí, me calmaban en esos instantes, y al releerlas volvía a sentir cada cosa que había escrito, pero no había reflexión, no había solución para el dolor. Acaso la hay?
Hoy trato de avanzar. Ese es mi objetivo. Por eso me molesta cuando algo que viene de lejos, me retiene, o al menos lo intenta. Sería maravilloso creer que todo era mejor antes, que ahora todo está mal. Siempre hay cosas que están mal. Pero ahora me doy cuenta de ellas, y las administro en mi memoria, en mi entorno cognitivo, para así, cuando alguien lo necesite, si puedo, le presto mi humilde conocimiento, le entrego las experiencias de lo que yo sentí, o viví, y no para aburrir a nadie, sino para ser el testimonio viviente, de que aún cayéndose, una y otra vez, se puede, se puede por lo menos querer, aunque lo niegue tantas veces, que las esperanzas continúan intactas, que las ganas se renuevan, y que lo que yo pienso solamente evoluciona para mejor, para el bien de todos, de mí, y de vos.
Lo más sorprendente es que en vida (por suerte, toco madera) no pasó nada tan grave, tan trágico o dramático para sentir como siento, y eso es quizás aún peor de manejar, porque la manera en que uno siente, actúa y reacciona es lo más interesante por desafiar.

jueves, 25 de septiembre de 2008

6 cosas que me hacen feliz

A pedido de Nacho paso a reflexionar sobre lo que me hace feliz. Y para ser sincera, no sé si hay muchas cosas, quizás las hay pero no las veo, la mayoría de las veces me encuentro sonriendo entre lágrimas, por mi propia incredulidad al encontrarme lagrimeando más de lo debido...
en fin, basta de pálidas, a ver:
1) sentir que pertenezco a un lugar ( y más cuando se trata de amigos, o la facultad)
2) que mis logros se vean recompensados, que el esfuerzo sea valorado.
3)reirme con amigos
4) que mis alumnos aprendan!
5)que me tengan en cuenta
la última es potencial
6)encontrar a la persona que me pueda seguir... o acompañar.
Y a ustedes?

viernes, 5 de septiembre de 2008

Recuerdo de una noche feliz

Ese recuerdo me persigue como una triste prueba de lo que compruebo todo los días.
Se mete en mis sueños como si hubiera sido ayer, demostrando que esas sensaciones aún están a flor de piel.
Pero la evidencia muestra que sólo mis ojos se acuerdan de los tuyos, que sólo mi cuerpo recuerda aquél abrazo, que sólo mi mente revisa todos los pasos.
Pasan los días, y esa noche sigue latente, con la ridícula esperanza de que se repita, de que acompañes tus actos con las palabras precisas.
No te pido que me quieras, sólo te pido coherencia. Mi mano sabe que ya no estás dispuesto a tomarla, sabe que deberá buscar a otro que quiera abrazarla.
Mis pies saben que no van a tener más el privilegio de bailar con un experimentado, así como mi técnica se dio por vencida, y ya no busca tus halagos.
Mi cuerpo desea el mimo de tus besos tan suaves, tan invisibles en la mejilla, tan presentes en el interior de mi elemento.
Son esos gestos raros, y esas actitudes inesperadas, las que tanto me gustan, las que tanto me matan.
Y ya no es un secreto, los dos sabemos que cuando te veo soy otra sin dejar de ser yo. Que actúo con naturalidad para gustarte como soy, simple y querible. Sabés que con vos no hay neutralidad, que cuando pasás la raya quiero más, que si me invitaras a bailar, no habría tiempo para la pausa, seríamos dos tontos que no se dejarían más.
Pero el miedo acecha y eso no lo puedo evitar. Ya no voy a hacer conjeturas acerca de lo que a vos te pase, sólo sé que tengo miedo de que esto crezca cada vez más, y que ya no me alcancen las páginas para escribir todo lo que siento. Son repeticiones, son confusiones y complicaciones, son verdades o son mentiras, pero son todas partes de mi vida.